domingo, 7 de julio de 2024

HISTORIA DE VIDA-10-"Primera psiquiatrización: en la boca del lobo"

Hola!!!

Después de todo el rally médico desde 1991 a 1994, y, que, uno tras otro, me enviaran al psiquiatra (jamás hicieron la derivación por escrito), tomé la decisión de comenzar una psicoterapia y me dirigí al Hospital Ameghino, de CABA. 

En el momento en que llegué a recepción, precisamente, una persona estaba cancelando su turno por teléfono. Y, una terapeuta, me preguntó si quería empezar a hacer terapia con ella en ese mismo instante. Esto es algo rarísimo en un hospital público (y privado también) y dije que sí. Me hizo pasar a un consultorio y establecimos las directrices para llevar a cabo la terapia. Yo solo había tenido una experiencia: la participación en un grupo terapéutico para chicas adolescentes, a mis dieciséis años, en el Hospital Francés. Creo que la psicóloga se llamaba Graciela Brandenburg, aunque no estoy segura. En este caso, en el Hospital Ameghino, se trataba de la Lic. Perla Tellias.

En determinado momento, le mencioné a la Lic. Tellias que yo tomaba diazepam como miorrelajante. Ella me respondió que no podía automedicarme con psicofármacos y me invitó a dirigirme al consultorio de una psiquiatra: la Dra. Silvia Fridman. Desconozco el motivo, porque yo le mencioné claramente acerca de mis dolores físicos, y, que, los traumatólogos y neurocirujanos opinaban que podía tratarse de una enfermedad psicosomática. Pero, la Dra. Fridman, me medicó con un cocktail antipsicótico. 

Claro que ni Huguito ni yo sabíamos esto. Él me compró la medicación y comencé a tomarla. Un conocido al que Huguito le mencionó los nombres de los medicamentos le dijo: "Ese es el chaleco químico. ¿Por  qué le dan eso?" Nos preocupamos mucho. 

La Dra. Fridman quiso hablar con Huguito, con mi mamá y con mi papá. No supe nunca por qué, y, en ese momento, tenía poca experiencia como paciente. No me di cuenta de que podía haberle pedido explicaciones. No sabía que tenía derecho a un diagnóstico preciso. Mis padres, no se hicieron cargo de nada, tal su costumbre, y, fue Huguito quien me apoyó en todo, igual que siempre.

Esto se prolongó durante algunos meses. Dormía todo el día, y, cuando me despertaba EL DOLOR CONTINUABA. Empecé a engordar. La Dra. Fridman, evidentemente, nunca tuvo una escucha activa. Medicaba por deporte, como decimos en Buenos Aires. No había razón alguna para ese tipo de tratamiento. Y, me dije: "¿Qué estoy haciendo? ¿Por qué tomo esta medicación? No me quita los dolores, duermo todo el día y engordo". Y, abandoné el tratamiento.

Entonces, ¿era psiquiátrico o no era psiquiátrico?

Los medicamentos que recuerdo eran: stelazine, akineton, nozinan, diazepam. Y, luego, Meleril (tioridazina); este último medicamento me produjo un efecto paradojal significativo y fue el que me llevó a tomar la decisión final de interrumpir este tratamiento. Volveré a mencionar la tioridazina en textos futuros.

Huguito me mencionaba dos películas: Atrapado sin salida y Hombre mirando al sudeste. Y fue profético. Las recomiendo a ambas.

Continuaré próximamente con mi historia personal conviviendo con dolor crónico.

También escribiré sobre estrategias para transitar este tipo de situaciones.

Y, como siempre, compartiré mis textos ficcionales, una de las estrategias más efectivas, en mi caso.

Los invito a dejar comentarios, compartir y estoy dispuesta a responder las preguntas que deseen hacerme abiertamente.

Saludos



Desolación

4 comentarios:

  1. Realmente es una etapa muy larga y triste , tanto para Silvia como para el que está a su lado. Pero pudiste salir del laberinto.....con sicatrices pero altiva y digna. Saludos

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  2. Sí, Anónimo. Comparto mi historia de vida para ayudar a que otras personas no caigan en la misma red. Agradeceré difusión; no pretendo ser infuencer ni nada por el estilo: solo quiero ayudar. Gracias por tu valioso comentario.

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  3. Es muy fuerte todo las malas experiencias que tuviste que pasar en tu vida. Lo de los medicamentos es una fija de los psiquiatras, por eso tienen muy mala fama. Vos, como nadie nace sabiendo, fuiste victima de es Dra. Fridman y su cocktail "milagroso". Pero ahora la tenes re clara y estas muy empoderada, conoces tus derechos como paciente y los pones en caja enseguida. Sos una mujer muy fuerte e inteligente y de todas las malas aprendes y tené fe que vas a salir adelante. te quiero mucho. Y acá estoy, siempre presente con mi escucha activa.

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    1. Hola, Max. Tu comentario es muy alentador. No todas las personas pueden entender qué intensidad emocional tiene todo lo que viví. Gracias por tu escucha y tu lectura activas. Cariños.

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