CASCADA DE POEMAS
Incorpóreo
Un cuerpo
que existe y no
existe
Un ángel
su luz
su alma ¿su alma?
la lluvia y la cruz
el cuerpo y no existe
El ala la cruz
el cielo
Palabras deidad
el fuego
Cuerpo y sangre
reales
irreales
alados
El rayo
Una sirena mira,
espera, salta,
al encuentro de su
alma,
pero no canta,
nunca lo hará.
El copo de nieve
parece triste y
cansado.
El rayo lo ve,
lo quema,
lo mata.
Otra sirena
ni siquiera tiene
alma.
Unicornio
En amaneceres sangrantes, acompañado por el
viento cálido, escucho el galope de mi unicornio negro, místico y soberbio.
No puedo hablarle al verlo. Sólo mirarlo.
Nervioso e inquieto es mi unicornio negro.
Sólo se calma cuando limpio sus patas y
manos de barro y sangre.
Sólo me mira cuando lo miro.
Los muertos
Rocío envenenado
y el viento
dos soles
asombrados y los
muertos
que hablan entre
ellos
y ríen de hogueras
y ríen de espadas
y ríen de dioses
y mueren
Esperando
Lentamente
nos hemos muerto.
Nos matamos
en guerras,
hambrunas, epidemias.
Hasta Dios
nos exterminó
y se apiadó
de nuestra maldad.
Lentamente
pasan los siglos.
Esperaré
hasta que Él
me dé otro soplo de
vida.
Entonces
disfrutaré de todo.
Gozaré de todo.
Sonreiré a
cuando ella
me sonría.
Todos estos poemas fueron escritos por
Silvia Verbik el día 29 de julio de 2006, una vez finalizada la novela El
señor de los cátaros de Hanny Alders.
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