lunes, 27 de mayo de 2024

"HISTORIA DE VIDA" 5-PRIMEROS SÍNTOMAS

 Hola!!!

 ¿Cómo están? Proseguiré con mi experiencia de vida. Recuerdan que yo comencé mi malestar físico con síntomas de una aparente mononucleosis. Digo "aparente", porque, como ya mencioné en una entrada anterior, no me animé a concurrir a una consulta médica, porque tenía MIEDO. El miedo es poderoso. El miedo paraliza. ¿A qué le tenía miedo? Concretamente, a tener sida. En aquella época, la infección por VIH representaba la posibilidad de contraer sida y convertirse en paciente terminal. Hoy en día ya no es así, gracias a los avances científicos. Las personas que conviven con VIH, siguiendo el tratamiento específico, pueden llevar una vida normal, y, con un médico que supervise correctamente su condición, no representa mayores riesgos. Pero, estoy hablando de 1991. 

Muchos años después, aprendí que EL VALOR ES EL TEMOR QUE HA DICHO SUS ORACIONES.

Pero no sabía esto en aquella época.

En diciembre de 1991, estos síntomas desaparecieron misteriosamente. Obviamente, me puse muy feliz. Pasé una Navidad y un Año Nuevo muy tranquilos. A pesar de la disfuncionalidad familiar que ya mencioné en entradas anteriores, no recuerdo nada peculiar que haya sucedido en ese momento. 

Un día de enero de 1992, me levanté con una tortícolis. Me pareció muy incómoda. Pero una tortícolis no es algo alarmante, ¿verdad? ¿A ustedes les preocuparía una tortícolis? A mí no me preocupó mucho. En posteriores psicoterapias, intenté recordar qué había pasado el día anterior, o, algunos días antes. Sin embargo, a pesar de la violencia intrafamiliar de la que les hablé en entradas anteriores, no recuerdo ningún hecho específico. 

Como la tortícolis no se pasaba, pedí un turno en el centro médico privado al que frecuentemente asistía. Y, ahí comenzó mi Odisea. Y lo escribo en cursiva porque, lamentablemente para mí, todo lo que ocurrió después fue durísimo y extremadamente traumático. El trauma fue el efecto y no la causa. Como decía mi abuela: "A veces, es peor el remedio que la enfermedad". 

Dejaré los acontecimientos referentes a mi primera consulta médica por este tema y algunos eventos posteriores para  una próxima entrada. Quedo dispuesta a responder preguntas si desean enviarme comentarios. Y, también a recibir sugerencias.

Y, les anticipo que, cuando escribí Odisea en cursiva, no es por faltarle el respeto a  Homero (o a quien la haya imaginado en la realidad). Es así como viví y vivo mi experiencia de dolor crónico, diagnosticado treinta años después.

Recuerden que, a quienes les interese solo este contenido del blog, está etiquetado como SUPERACIÓN PERSONAL. El contenido literario tiene sus propias etiquetas.

Abrazo.

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