Hola!!!
Continúo con mi historia personal.
Lo primero que Huguito hizo por mí, fue ofrecerse a pagar sesiones de acupuntura. En nuestro barrio había un centro muy prestigioso que atendía según esta terapia alternativa o complementaria, como prefieran. Pero, este tratamiento no dio resultado tampoco. Y, buscábamos y buscábamos opciones de tratamiento, pero nada era efectivo. Mi estrés iba aumentando cada vez más, pero no me rendí fácilmente. A los profesionales médicos, psicólogos y youtubers de los estereotipos, otra vez les digo: "Yo no entro en ellos".
En febrero de 1993 se hizo un festival de jóvenes en la organización budista a la que yo pertenecía. Yo estaba en el grupo de "los profesionales". Como invitados, se presentaron Mariano Mores y Osvaldo Pugliese, por primera y única vez juntos, compartiendo un escenario. Huguito me vio bailar danza neoclásica por primera y última vez. Fue en el Teatro Coliseo y es un gran recuerdo para mí.
En julio de 1993, Huguito y yo decidimos formar pareja e irnos a vivir juntos. Él tenía un departamento muy chiquito y bonito, en Gavilán y Juan B. Justo, barrio porteño de Villa General Mitre. Hicimos una fiesta en el departamento que alquilábamos mis hermanos y yo en la calle Belaustegui. Estábamos muy entusiasmados. Nuestras familias nos desearon lo mejor. Hacía más de un año y medio que mi dolor crónico no cedía, pero tenía la energía suficiente para llevar una vida lo más normal posible. El día de nuestra unión yo estaba muy engripada. Pero, fue inolvidable.
Como toda pareja que recién comienza, Huguito y yo teníamos muchos sueños. Era la época del uno a uno. La gente se compraba su primer departamento, se iba a Punta Cana, a la Isla Margarita, conocían Europa por primera vez... Yo estaba enfocada en el dolor. No podía hacer mucho más. Al mes siguiente, dejé de tomar clases de ballet. No tuve tiempo ni energía para hacer ningún duelo. Estaba muy angustiada y cada vez más irritable. También dejé de tomar clases de idioma ruso, que me entusiasmaban mucho. Iba perdiendo calidad de vida. Y, Huguito, fue dejando sus propios sueños para poner el foco en mi dolor, con el afán de ayudarme, como nunca lo había hecho otra persona en mi vida.
Así transcurrían nuestros días. A fin de 1993, el día que terminaron las clases, llegué a casa, me tiré en la cama, y, supe que ya tampoco iba a poder ejercer la docencia. A esa altura estaba muy invalidada.
Pasaba el tiempo leyendo mucho, mirando películas en VHS, escuchando música. A Huguito le gustaba radio Horizonte. Yo tengo gustos musicales más eclécticos. Una vez me quemé la mano cocinando. Huguito me dijo que, a partir de ese día, iba a cocinar él. Parecía que nadie más notaba mi deterioro fisico. La vida seguía igual para todos los demás... Mirábamos programas médicos, para tomar los teléfonos de los especialistas que podrían llegar a darme alguna solución. Pero esa solución nunca llegaba. Si me preguntan por terapias alternativas/complementarias, les digo, que, conocí todas las que se ofrecían en Buenos Aires en aquella época. Homeopatía, flores de Bach, acupuntura, digitopuntura, medicina tradicional china, túnel fotónico, el tratamiento del Dr. Snitovsky (muy publicitado), ya ni me acuerdo... Y, también seguía yendo a hospitales y médicos de medicina convencional y hegemónica, probando fármacos de todo tipo. Nada. Cada vez dolía más.
Claro que hice yoga, tai-chi, danzas folklóricas argentinas, teatro, talleres literarios y musicales. POR ESO NO PERMITO QUE NADIE ME INVALIDE. YO SOY UNA PERSONA DE GRAN INICIATIVA, MUY PROACTIVA Y CON UN GRAN ESPÍRITU DE BÚSQUEDA. Y HUGUITO TAMBIÉN LO ES. Entonces, por favor, les pido a los profesionales de la salud, investigadores y divulgadores, que no generalicen. Porque esa actitud y "cerradura mental" solo estigmatiza al paciente y complica innecesariamente el establecimiento de un diagnóstico certero.
Seguiré contando mi historia próximamente.
A quienes les interese el contenido literario, también seguiré publicando.
Y también publicaré entradas sobre cuestiones espirituales y filosóficas que me atraviesan.
En cuanto a si voté a Menem en los 90: NO ME ACUERDO. Me superaba la situación. Supongo que habré tomado la primera boleta que encontré y la puse en el sobre para salir de ahí cuanto antes e irme a descansar. Cuando falta la salud, todo lo otro pasa a un segundo plano.
Me gustaría leer sus comentarios y sugerencias. Y, compartan, porque puede haber personas que estén pasando por situaciones similares a las que estoy narrando y tal vez mi contenido les pueda ayudar. Recuerden que está a disposición el grupo "Dolor Anónimo", para contenernos: solo contáctenme por aquí.
Saludos
Nuestra unión
Silvita y Huguito en la eternidad