Adri estaba sentado en el sofá con Karim acurrucado a su
lado. La transmisión en vivo desde Viena acababa de comenzar, y la imagen de
Amir, vestido con su elegante traje, llenaba la pantalla. Era emocionante para
la audiencia entendida ver que un contratenor argentino había sido la inspiración para la obra del compositor
Eulogio French, “El Dios y los Ángeles”. Amir iba a estar acompañado por la Orquesta
de la Wiener Staatsoper y los Niños Cantores de Viena.
—Mirá, Karim, ahí está papá Amir, ¿lo ves? —dijo Adri,
señalando la pantalla con una sonrisa llena de orgullo.
—¡Sí, papi! —Karim señaló la televisión con entusiasmo
infantil—. ¡Papá Amir está tan lindo! ¿Va a cantar ahora?
—Sí, mi amor, va a cantar una obra muy especial. ¡Y nosotros
lo vamos a ver desde acá! —Adri acarició suavemente la cabecita de Karim,
sintiendo una mezcla de orgullo y emoción.
Karim miraba la pantalla con los ojos bien abiertos,
maravillado. La música comenzó, y la voz de Amir resonó, llenando la sala con
su belleza.
—Papi, ¿por qué papá Amir canta tan lindo? —preguntó Karim,
sin apartar la vista de la pantalla.
—Porque tiene un don, mi amor. Es como un regalo que le hizo
Dios. O, Allah, como lo llama él. Papá Amir estudió y trabajó mucho para llegar
hasta acá. Vos sabés que él, de chiquito, estuvo muy enfermito. Y sufrió mucho.
¿Te acordás que te contó? Y ahora está cantando para mucha gente, entre los que
estamos nosotros —Adri respondió, sintiendo una punzada de emoción al ver a su
esposo en ese momento tan especial.
Amir se había unido a un coro góspel a los trece años,
después de superar la leucemia. La maestra de la escuela domiciliaria había
sido quién había reparado en su natural talento y les había sugerido a sus papás que le
dieran la oportunidad de desarrollar sus condiciones vocales.
Por dentro, Adri no podía evitar pensar en el Muñe y en cómo
se estarían llevando en Austria. La relación entre Amir y el Muñe había sido
complicada, pero esperaba que en este momento tan importante, todo estuviera en
paz.
El Muñe. El que había sido su manager y lo había llevado a
los Fashion Weeks del mundo entero. El que le consiguió una exclusividad con
Dior Men. El que lo llevó hasta la cima y lo desechó cuando se enfermó de
lupus. El que aprovechó el talento de Amir para continuar con su manipulación.
Ahí estaba. Con Amir. Y, Amir, con su personalidad disruptiva, atento a no ser manipulado
por el Muñe. Poniendo un límite tras otro. Pero, evaluando y poniendo en la
balanza los contactos y vinculaciones del Muñe. El empresario exitoso. “TalladoPorLosDioses”,
se llamaban sus cuentas privadas. Pero no dejaba de ser el narcisista e
insoportable Muñe.
—Papi, ¿vos también cantás como papá Amir? —preguntó Karim,
con la inocencia de un nenito de cuatro años.
Adri sonrió y negó con la cabeza—. No, mi amor, yo no canto.
Pero me encanta escuchar a papá Amir cantar. Y a vos también te gusta, ¿no?
Karim movió su cabecita marcando un “sí”—. ¡Sí! ¡Papá Amir
es el mejor cantante del mundo!
—Sí, obvio, mi cielo —Adri habló muy bajito, abrazando a
Karim más cerca.
Mientras seguían viendo la transmisión, Adri no podía dejar
de admirar la fortaleza y el talento de Amir. Pensó en lo lejos que habían
llegado juntos y en todas las adversidades que habían superado. Era un momento
de pura felicidad y orgullo.
La actuación de Amir llegó a su clímax, y Adri sintió una
lágrima rodar por su mejilla. Karim, notando la emoción de su papá, lo miró con
curiosidad.
—¿Estás llorando, papi? —preguntó con suavidad.
—Sí, un poquito, mi amor. Es que estoy muy feliz y muy
orgulloso de papá Amir. A veces, cuando estamos muy felices, también lloramos
—explicó Adri, secándose la lágrima y sonriendo.
Karim lo abrazó fuerte—. Yo también estoy muy feliz, papi.
Papá Amir es el mejor.
—Sí, mi amor, es así. Y somos muy suertudos por tenerlo en
nuestras vidas —Adri respondió, sintiendo una paz profunda en ese momento,
sabiendo que, pase lo que pase, estaban juntos como familia.
Sí, estaban juntos. Al menos por televisión, redes sociales
y videollamadas. Y, tres semanas al año, estaban juntos de verdad.
Karim
Adri
Amir
GRACIAS, HERMOSA FAMILIA, POR SER COMO SON
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