sábado, 15 de junio de 2024

"HISTORIA DE VIDA"-7: El recorrido interminable comienza...

 Hola!!!

¿Cómo están?

Continuaré compartiendo acerca de mi dolor cervical y los contratiempos que continué encontrando en el sistema de salud. 

Al no recibir diagnóstico ni tratamiento adecuado en el Hospital Françés, comencé a recorrer distintos centros asistenciales. En Argentina, el sistema de salud, se divide en:

1. Público: Totalmente gratuito, sostenido por los impuestos de los contribuyentes.

2. Obra Social: A las personas que trabajan de manera registrada, se les hace un descuento en sus haberes para tener un servicio de salud.

3. Medicina Prepaga: Se paga una cuota, que suele ser muy alta, para, supuestamente, recibir una atención de mayor calidad, aunque esto no siempre  es así.

Por otro lado, existen consultorios privados y terapias alternativas, también llamadas complementarias.

Yo conocí todo esto. Conozco bien el sistema de salud argentino, lamentablemente para mí. 


Como los dolores continuaban y se iban cronificando, empecé un circuito de atención médica, que resultó siendo interminable. Creo que el adjetivo "kafkiano" le queda chico a la falta de respeto, invalidación, y, estudios médicos, algunas veces, invasivos, que nunca fueron concluyentes.

Mientras tanto, la vida continuaba. Ya no trabajaba como bailarina, pero había conseguido trabajo como profesora de Música, porque, desde mi niñez, había estudiado piano. Pero, seguía tomando clases de ballet. Como mi sueldo era bajo, mis dolores me obligaron a optar: tuve que reducir la cantidad de clases de ballet semanales y dejar de asistir a mis clases de idioma ruso, que me fascinaban. Porque, como no funcionaban los tratamientos convencionales, tuve que comenzar a invertir en terapias alternativas, que resultaban igualmente infructuosas. 

En septiembre de 1992, después de ocho meses de dolor cervical, mi hermana Karina se separó de su pareja y vino a vivir a la casa familiar. Para evitar problemas mayores, a los que ya estábamos acostumbrados por experiencias previas, mis hermanos y yo, decidimos alquilar un departamento modesto en la zona. Sin embargo, los síntomas continuaron (y se prolongaron durante muchísimos años más, les adelanto). Entonces, ¿cuál es la teoría en la que, más adelante se basaron psicólogos y psiquiatras para decir que yo "somatizaba", si ya no estaba el factor estresor?

Vivíamos tranquilos, mis hermanos Kari y Gusty, mi sobrinito Axel, que tenía dos años y medio, y, yo. En esa época, con el afán de distenderme un poco, comencé a tomar clases de rikudim (danzas folklóricas isrealíes). Recuerdo que éramos un grupo de señoras (yo era la más joven, con 23 años), y, la pasábamos muy bien. ¿Qué teoría avala un posible aislamiento social o cualquier tipo de depresión? Consecuentemente, con dolor físico cada vez más intenso, continuaba con las clases de ballet, con todo el esfuerzo físico que ello implica. ¿Ustedes me notan poco resiliente y/o traumatizada?

A propósito de este último punto, no recuerdo en  cuál de los tantos hospitales (Clínicas, Rocca, Fernández, Durand, Álvarez, ya ni me acuerdo), un traumatólogo joven me dijo que estaba contracturada porque me faltaba actividad física. Yo quedé indignada. ¿A mí me decía eso? ¿A mí, que bailaba clásico y rikudim, en un mar de dolor y no me rendía? Me di cuenta del concepto que mucho más tarde se popularizó: ESCUCHA ACTIVA. Evidentemente, este médico no había escuchado mis antecedentes. Algo fundamental en el ejercicio de esa profesión.

Así pasaban los días. Muy pronto comenzaron los ensayos para el "Festival de Jóvenes" que hizo la organización Soka Gakkai de Argentina en febrero de 1993. Iba a venir nuestro maestro de la vida desde Japón, el Sr. Daisaku Ikeda. Si bien terminé alejándome de dicha organización más adelante, desde los 18 años en que la conocí, estos compañeros fueron los que me brindaron la contención y el afecto que no recibía en mi casa. Y, se los quiero agradecer profundamente. Las enseñanzas budistas y mi práctica diaria regular, sumadas a la actividad en la organización y el estudio, hicieron mi vida más llevadera en esos duros tiempos.


Me gustaría que me dejaran comentarios y me indicaran cuáles son sus intereses o preguntas. 




Dolor crónico sin respuestas

6 comentarios:

  1. La verdad es cierto, el sistema de salud de Argentina es un chiste de mal gusto. Administrativos que faltan y no saben brindar ningún tipo de información; guardias colapsadas con médicos que lo único que hacen es mandarte a reposar y tomar paracetamol; en los consultorios externos (croe que se dice así) médicos sin ganas de laburar, carentes de empatía, maltratadores e ineficientes.
    Nunca bajes los brazos y confiá en tu PS que el te va a dar la sabiduría y con ello una remisión
    te quiero mucho!

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    1. Tenés absoluta razón en todo. Gracias por compartir tu experiencia, querido Max.

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  2. Hola Silvia. Ante todo, disculpas por la tardanza en comentar. Deseaba pasar por tu blog con tiempo y análisis. Creo que tu historia con el dolor y la falta de diagnóstico y el no saber a ciencia cierta qué pasa es angustiante (no podría tolerarlo...). Yo tengo migrañas desde adolescente, pero las voy manejando y van y vienen por épocas. Dicho lo cual, creo que a veces el problema es que no hay una palabra que la defina o un solo tratamiento que resulte eficaz. En mi caso, descubrí que a las migrañas las controlo mejor si hago meditación, acupuntura, me cuido en las comidas (soy muy glotona), hago ejercicio y elongo.
    Sé que para todos ni para todo este método funciona, pero igual te lo quería contar.
    Un abrazo, Silvia.

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    1. Hola, Gabriela. Gracias por compartir tu experiencia. Es muy valiosa para mí. Claro, cada organismo es diferente. No se puede generalizar. Yo solo comparto lo que fui viviendo. Y, también, algunas cuestiones más filosóficas y espirituales. Y, matizo con ficción. Así, que, bienvenida. Cariños

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  3. Hola Silvia. Acabo de terminar de escribir un comentario, y al aprendar el botón de "publicar" se borró.
    Esta es una prueba, a ver qué pasa...

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    1. Hola. Se publicaron ambos comentarios, Gabriela. Gracias por leerme. Cariños.

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